(Domingo 14 de abril, 11 de la noche)
Fue un noche larga. La espera impaciente y el suspenso de varias horas me habían pasado factura. A lo largo de todo el día, Telesur fue la forma más efectiva y útil de poder saber que estaba pasando.
Una demora de par de horas en emitir el resultado aumentaba mis temores y miedos. Confiaba en la victoria, en la madurez de la democracia venezolana y la convicción de los venezolanos de la importancia del voto en aquella jornada. Ni siquiera la impaciencia que sentí aquel 7 de octubre del año pasado se puede comparar con los miedos de aquella noche. Ya no estaba el gigante Chávez, aquel que venció en las urnas en 16 ocasiones gracias a su carisma, popularidad, dedicación y amor infinito hacia su pueblo. Aunque Maduro no es para nada un advenedizo o desconocido en la arena política venezolana, una campaña electoral tan corta e intensa, con el dolor de la muerte de Chávez aún fresco y latente, convertía a los comicios de aquel 14 de abril en una prueba decisiva para la continuidad de un modelo de país, del sueño de Chávez, de la esperanza del “Por ahora”.
Aproximadamente a las 11 y 47 de la noche, un mensaje vía SMS hizo retumbar mi celular. Conocía bien el número, días anteriores habíamos pactado establecer un mecanismo que me permitiera saber a tiempo real los resultados de la elección. Era Gerardo, un amigo venezolano, residente en Barquisimeto, que conocí cuando trabajaba en la industria sideromécanica cubana. Tomé el teléfono y me dispuse a leer el mensaje:
Ganó Maduro. Gracias a Dios. Nos salvamos por un pelo… 262 mil votos salvaron la Revolución!!! Continúa leyendo “Venezuela electoral: los 262 mil que salvaron la Revolución (I)”
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