
Leticia Fernández es profesora de Física en una escuela secundaria de la barriada habanera de Diez de Octubre. Tiene 57 años y es madre de tres hijos: Salomé, Jaime y Lucas, todos adultos. El más pequeño, Lucas, tiene 21 años.
A la profe Leticia la encontré el pasado sábado 16 de febrero en la tarde mientras hacia mi acostumbrada “cola” en un cajero automático para retirar dinero de la tarjeta electrónica. Iba acompañada de su esposo, Walter Escobar, ingeniero en Sistemas Automatizados, transformado por estos días en chófer por cuentapropia.
Hacía tiempo que no hablaba con la profe. La última vez que la vi fue en la graduación mía y de Lucas, como bachiller, hace ya varios años. Dialogamos sobre varias cosas: mi experiencia laboral, mis estudios universitarios, el servicio militar de Lucas y hasta la mudanza de su apartamento en La Víbora por una casa antigua pero espaciosa en Calzada, en El Vedado habanero.
Le pregunté sobre Jaime y Salomé. Sobre el primero: “Está bien, contento y feliz”. Las noticias de Salomé no me sorprendieron: “se encontró a un español seis años mayor que ella y hace dos años vive en Bilbao“.
Me contó sobre el viaje de Salomé; el trabajo que le había costado revalidar sus estudios y que ahora estaba trabajando de recepcionista en una consultoría jurídica. Le pregunté si pensaba visitarla allá en España. Me contestó que ahora que entraron en vigor las actualizaciones a la política migratoria cubana, tiene planes de poder presentar su solicitud de visado de corta duración para ella y para su marido. Aunque que me comentó que tenia mucho miedo al proceso, no solo por las inmensas colas al frente de la embajada sino también porque conoce lo riguroso y exigente que es España en el asunto de la visas y que vieran en ella y a Walter como posibles “inmigrantes”.
Paradójicamente, para España, en Cuba hay un grupo “especial” de personas que al parecer no son posibles inmigrantes y tienen las puertas abiertas en todo momento para utilizar a la nación ibérica como entrada (y bien grande) a Europa. Hablamos de los Paladines de la Democracia del Billete o como mediáticamente se les conoce: los disidentes cubanos. Continúa leyendo “Paradojas y privilegios”
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